En 1913 la empresa IBM señaló que en los dos años anteriores, 1911 y 1912, se produjeron el 90 % de los conocimientos de la humanidad disponibles hasta ese momento. Si abrimos internet podemos tener acceso a un caudal ilimitado de datos. Sin embargo, al evaluar los conocimientos de nuestros adolescentes encontramos, con tristeza, que tienen serias deficiencias. Las evaluaciones internacionales nos ubican en los lugares más bajos en cuanto a lectura, escritura, comprensión, matemáticas y ciencia en general.

Que internet nos ofrezca la posibilidad de saber no quiere decir que sepamos. Los datos deben organizarse, cribarse y seleccionarse para que se conviertan en información. No todos los datos son verdaderos, ni todos están actualizados. Debemos saber identificar las fuentes confiables de las que no lo son.

Debemos organizar los datos para convertirlos en información, es decir, debemos organizarlos de tal manera que encontremos relaciones, estructura y unidad que nos permita pasar a la siguiente etapa que es la de convertir la información en conocimiento.

Para que el proceso de conocimiento se dé es importante que el estudiante dedique un buen tiempo a estar en contacto con la información, enfocando su pensamiento en la información, sin distractores, para escudriñar, obtener los conceptos centrales. Necesita espaciar sus momentos de estudio durante el tiempo necesario para aprender y pasar lo estudiado a la memoria de largo plazo que es donde podrá tenerlo disponible para cuando los necesite.

Pero no acaba ahí todo, que el muchacho tenga conocimiento no significa que tendrá éxito social, que podrá desenvolverse con eficacia en los medios familiares, laboral y social.

Recientemente un médico pasante fue exhibido por haber opinado groseramente de un pueblo, de las mujeres embarazadas y de los niños de la comunidad a donde había sido enviado por el IMSS. La institución decidió darlo de baja, además de que en las redes sociales quedó con un estigma del que difícilmente podrá librarse algún día.

Suponiendo que esté médico sea un profesional muy competente en su área del conocimiento, mostró una gran torpeza social. Falló en el área de la ética profesional y el respeto más elemental de las personas.

Todo estudiante, estudioso debe poseer un conocimiento de tipo T. Donde la línea horizontal de dicha letra representa el conocimiento general, la visión global del saber humano donde se incluyen las ciencias duras, las ciencias sociales, las artes y la cultura mundial, nacional y regional. Pero sobre todo habilidades sociales que nos permitan la interacción con otros seres humanos a través de: la empatía, el respeto, la escucha, la aceptación incondicional, etc.

La línea horizontal de la T representa el conocimiento profundo de un área del conocimiento. La información que ha producido el ser humano es tan vasta que es imposible asimilarlo todo. Hoy más que nunca debemos profundizar. Así, si eres médico, debes buscar una especialización que te lleve a ser más efectivo en tu práctica profesional. De no hacerlo sabrás muy poco de muchas cosas y esto, aunque te da cultura general, te hará poco competitivo.

Los adolescentes de hoy en día tienen infinitamente más acceso a información que los que fuimos jóvenes en los 70’s y 80’s, sin embargo no saben mucho más que nosotros. Tienen ciertamente mucho más habilidades para manipular la tecnología, pero esto es más una desventaja que una ventaja, pues es una fuente de distractores que los lleva a perder un tiempo muy valioso, imposible recuperar.

El fracaso escolar no es exclusivo, ni mucho menos, de los maestros y la escuela. Parte de la responsabilidad, y a veces la mayor, corresponde a los estudiantes y los padres de familia que no son capaces de inculcar y supervisar buenos hábitos en sus hijos.